Por: Rubén González V. Head Hunter en Menahel Consulting
Es común que luego de cierta edad, nos parezca muy difícil conseguir un buen trabajo. Desde los 40 y ya cruzando la barrera de los 50 años, cierto pesimismo suele adueñarse de excelentes profesionales que ven con angustia como son desplazados por las nuevas generaciones. Se añade a esto, que normalmente es más complejo reinsertarse en cargos ejecutivos, ya que naturalmente hay menos plazas disponibles y una amplia oferta de profesionales preparados al menos académicamente para asumir posiciones de liderazgo corporativo. Las razones de porqué suceden estas cosas son múltiples y cobran mayor o menor relevancia según el contexto específico. Ya sea la llamada “brecha digital” con las generaciones actuales, las diferencias culturales o de estilo comunicacional, la desconfianza sobre las reales habilidades que puedan tener los profesionales senior para ciertos trabajos, las expectativas salariales o incluso la motivación de pudieran tener para asumir roles profesionales, muchas veces hacen dudar a los directivos de integrar en sus equipos a profesionales de un segmento etario mayor al promedio. Ahora bien, cada vez más países, y de manera creciente, están valorando mejor a los profesionales senior, dado que poseen habilidades y experiencias difíciles de encontrar en las generaciones actuales. Por lo mismo, resulta clave que un profesional que ya esté sobre los 50 años, o acercándose a esta edad, no pierda de vista elementos clave que le ayudarán a tener un mejor resultado en su búsqueda de empleo y diferenciarse, incluso dentro de su mismo grupo etario.
Autoconfianza.
Si no crees en ti mismo, ¿quién? Este clásico adagio cobra relevancia en cada oportunidad que una persona enfrenta un nuevo desafío. Es responsabilidad individual optimizar los recursos emocionales con el fin de proyectar una imagen de seguridad personal, que no solo impacta al momento de la entrevista sino en el trabajo mismo. La autoconfianza no es algo que simplemente sucede, ni tampoco es una característica innata como el color de ojos; sino que es un aspecto para trabajar constantemente. La cantidad de información al respecto que está disponible en la actualidad, desde libros, tutoriales de video, charlas, coaching etc., hacen que hoy más que nunca tengamos la posibilidad de trabajar aspectos de nuestra personalidad que pueden jugarnos en contra a la hora de emprenden nuevos rumbos profesionales o bien demostrar nuestra vigencia. Por lo mismo, y atendiendo a que cada persona debiera saber en que aspecto de su vida profesional es necesario reforzar su autoconfianza, es vital asumir este desafío como parte integral del propio desarrollo de carrera. Esa seguridad te ayudará además a transmitir humildad profesional de manera genuina.
Visión de futuro.
Es verdad que luego de los 50 años hay un importante camino recorrido en el ámbito laboral. Es muy probable que si estás en esta etapa vital hayas recibido varios reconocimientos por tu labor, lo cual es relevante para considerarte en oportunidades que puedan venir. PERO, con todo esto, debo decir que hoy por hoy nadie contrata para premiar por el desempeño pasado, sino por lo que puedas aportar a futuro. Un grave error en las entrevistas de trabajo con profesionales senior, es que ocupan gran parte del tiempo detallando con lujo de detalles todas las razones de porque han tenido éxito en el pasado y porque eso debiera ser suficiente para considerarlos en desafíos futuros. Un ejecutivo con poder de contratación desea escuchar como visualizas el futuro, que puedes aportar, como proyectos tu propio trabajo, como entiendes el mercado y si eres capaz de plantearte ante escenarios desconocidos, y reaccionar ante lo que no sabes. Si te cierras a pensar que ya lo lograste todo, que estás ok, y deben contratarte como premio a tu trayectoria, es muy probable que hayas pisado por última vez la empresa a la cual fuiste a entrevista con la esperanza de ser contratado.
Valor agregado.
Incluso que no todo el mundo lo valore, la experiencia vital es un valor agregado, así como otros aspectos específicos del contexto profesional en el cual te mueves. Lo importante es que seas conciente de qué haces realmente bien y como lo puedes utilizar hacia el futuro. Recuerda, no basta solo con creer que tienes habilidades y que en el pasado fuiste exitoso, tienes que demostrar que estas buenas cualidades siguen estando vigentes hacia el futuro. Si te angustia no estar a la vanguardia tecnológica, tienes que saber que el mejor profesional del mundo no es capaz de hacer ni una fracción de las tareas que hace un robot convencional, por lo tanto, no es ahí donde conseguirás destacarte. Sin embargo, puedes seguir vigente gracias a tu visión global, la madurez para resolver y/o evitar conflictos, la habilidad para manejar la ansiedad de un equipo de trabajo, prever situaciones y un sinfín de habilidades bandas que son cada vez más valorables. Sin contar con el valioso aval de la estabilidad laboral, un “activo personal” cada vez más escaso en la actualidad.
Aprendizaje
Sea cual sea el puesto de trabajo al cual estás optando, si no sigues aprendiendo y actualizándote estás fuera del mercado. No necesariamente significa hacer otro magister. Me refiero a un aprendizaje integral, como tus habilidades blandas, tu capacidad de negociación, seguir de cerca como se desarrolla tu rubro en el mundo, perfeccionarte en el uso de idioma extranjero, seguirles el paso a las habilidades computacionales standard para trabajar, por muy básico que esto parezca. La mejor manera de convencer a alguien de que estas vigente es haciendo cosas y estableciendo diálogos interesantes relacionados a tu área de expertís y demostrar con hechos que tienes ganas de seguir aprendiendo. Mostrar tu trayectoria, como ya hablamos, te deja bien parado hacia el pasado. El desafío es plantearte con igual o mayor vigor hacia el futuro.
Éxito.